Las Hadas Calzan Botas

Mensaje antes de los mensajes del libro Estimado Señor Papá, mamá, abuelos, tíos y tías Escribir poesía para los niños es algo bien difícil. Porque los niños de hoy poco tienen que ver con el niño que fuimos hace muchos, muchos años. En primera porque, sin importar el país y sus costumbres, los niños de hoy han visto diez veces más televisión que yo a esa edad, incluso en colores, han jugado video juegos que nunca yo imaginé pudieran existir. Quizás donde único los puedo superar es en...
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Mensaje antes de los mensajes del libro Estimado Señor Papá, mamá, abuelos, tíos y tías Escribir poesía para los niños es algo bien difícil. Porque los niños de hoy poco tienen que ver con el niño que fuimos hace muchos, muchos años. En primera porque, sin importar el país y sus costumbres, los niños de hoy han visto diez veces más televisión que yo a esa edad, incluso en colores, han jugado video juegos que nunca yo imaginé pudieran existir. Quizás donde único los puedo superar es en la cantidad de libros que a su edad ellos han leído, en comparación a los que leí yo. Nadie tiene la misma suerte que me tocó a mí, de vivir al lado de una vieja biblioteca que abandonaron por años y a la que acudía a "pedir prestado" libros maravillosos que sembraron en mí la pasión por la literatura.Por eso que este libro es diferente, está dirigido a esa generación hiper-estimulada por la cultura audiovisual de estos tiempos. Una industria del entretenimiento que se inserta en nuestras vidas y nos hace muy difícil, a nosotros los escritores, llegar a nuestros más pequeños lectores.Clara Lecuona Varela apuesta por la convivencia de sus poemas con los mismos personajes que nos roban la competencia, para mostrarnos una ventana abierta a la imaginación y vivir experiencias inolvidables, para que no se seque ese jardín interior sediento de posibilidades. La imaginación es un músculo y si no se usa se atrofia. Para ti querido padre, educador, abuelo que lees ahora estas líneas dentro además de imágenes a todo color, encontrarás las herramientas para ejercitar ese músculo de la imaginación. El niño que lee aprende a ser otro sin dejar de ser él mismo, se pone en la piel de un personaje y comienza a desarrollar la capacidad de vivir diferentes vidas. Es cuando se ejecuta el milagro.En la edición y selección de las imágenes de este libro conté con la ayuda de mi hija Nicole de seis años. Ella duerme ahora, mientras espera que yo termine de dar los últimos pasos para publicarlo, logré que fuera a la cama con la promesa de ver "su" libro mañana. Y por eso pongo punto final a estas palabras para ustedes y descalzo mis botas de la ardua faena, esperando que algún hada en mis sueños venga y las siga llenando del polvo necesario para nuevos libros y alegres sonrisas. Eduardo René Casanova Ealo Editorial Primigenios